El Camino Inverso / Il Cammino Inverso – Jornada 12ª / Giornata 12ma: Agés – Burgos

Km: 23 – km totales: 286,3 – ampollas / vesciche: 0 – totales: 1

Perfil de la etapa / Profilo della tappa. Guía Consumer – Eroski
Resumen de la etapa / Riassunto della tappa
Vídeo de la etapa realizado por el escudero / Video della tappa realizzato dallo scudiero.

[ESPAÑOL]

Estrellas, linternas y un bellezón.

Para la nueva jornada, el escudero ha decidido enviar su mochila con mensajero hasta Burgos, el próximo destino, pues piensa que de ese modo contribuirá a reducir sus dolores de pies. Por tanto, antes de acostarnos elegimos al azar una de las agencias que ofrecen dicho servicio y cuya información abunda en cada albergue del Camino, escribimos los datos de nuestro alojamiento burgalés en el sobre e introducimos los cinco euros correspondientes en el mismo.

Por la mañana salgo poco después de las cinco a recoger la ropa que se nos había olvidado colgada en el tendedero 😬, y el descuido sirve para descubrir que el cielo está despejado y deja ver todo un espectáculo de estrellas brillantísimas. No tengo tiempo para entretenerme, pero el instante sirve para augurar un gran día. Recojo la ropa limpia y no exactamente seca por la humedad de la madrugada, y antes de entrar otra vez, echo una última mirada a las alturas, como para decir: “esperadme, que ahora vuelvo”. Che spettacolo di stelle —le digo al escudero en cuanto me lo encuentro de nuevo.

El tramo Agés – Atapuerca es, inesperadamente, uno de los más placenteros de todo el Camino. Influye en ello que partimos por primera vez antes del amanecer y tenemos que estrenarnos con las linternas, lo que consigue una atmósfera casi onírica. La bruma, la oscuridad, las sombras alargadas por la luz artificial… Sin embargo, las estrellas han preferido no aceptar la cita que les había pedido, tal vez porque el encuentro ha perdido intimidad. Por el sendero paralelo a la carretera nos adelanta una pareja de franceses, y al poco tiempo cuatro jóvenes peregrinas españolas charlan en voz alta a unos metros por detrás de nosotros. Júpiter es el único que no ha desaparecido, pero está ahora mucho más alto que antes, como si fuera consciente también él de que ya no estamos solos.

Los girasoles empiezan a despertarse, pero no saben aún adónde mirar, pues aunque el sol ha empezado a salir, la bruma los desconcierta y les envía pistas falsas. Al llegar al pueblo de Atapuerca, cantan los gallos para anunciar a los forasteros.

Primeras luces del día llegando al pueblo de Atapuerca / Prime luci del giorno arrivando a Atapuerca.

Este cruce inesperado en el Camino con Atapuerca, tan cerca de sus simas llenas de huesos humanos y animales, de instrumentos rústicos y sofisticados al mismo tiempo (pues transmiten información precisa sobre quiénes eran sus autores, cómo vivían y pensaban) nos enseña que mucho antes del Camino ya había caminantes y que, muy probablemente, después de él seguirá habiéndolos y poco tendrán que ver con los que hoy se agolpan en dirección a Santiago. Este punto del mapa es una encrucijada de migrantes, peregrinos y nómadas, que se superponen en tiempos distantes e ignoran la existencia los unos de los otros. Nos avisa de que nuestra importancia es muy pequeña y de que la huella que dejaremos para la posteridad tal vez pueda ser una mandíbula bien conservada o un cráneo revelador de nuestros pensamientos, gracias a una tecnología que aún no podemos ni llegar a imaginar. Tal vez sea el caminar lo único que nos une realmente, y el impulso de avanzar, de hacer camino paso a paso, uno de los rasgos genéticos que definen a la especie.

El sol se abre paso entre las nubes / Il sole si fa strada tra le nuvole.

Nada más pasar el pueblo de Atapuerca, inicia una subida no demasiado pendiente, pero incómoda para los pies, ya que es bastante pedregosa. El escudero tiene cada vez más dificultad para evitar sus dolores, intenta elegir el centímetro menos afilado para dar cada paso, lo que hace su caminata lenta y torpe. Los diferentes grupos de peregrinos nos van adelantando con naturalidad, mientras nos vamos quedando atrás sin oponernos demasiado a las circunstancias, sino por las quejas del escudero en voz alta, que termina por verbalizar su sensación de impotencia ante aquel sendero aparentemente inocuo, pero para él lleno de mala intención y de continuos obstáculos indeseables.

El escudero inicia la bajada haca el valle del Rio Pico / Lo scudiero inizia la discesa verso la valle del Rio Pico.

La situación parece mejorar un poco cuando llegamos al final de aquel repecho, hasta los 1077 metros de altitud, que nos regalan un instante de sosiego y la panorámica del Valle del río Pico y la aún no muy cercana ciudad de Burgos. La bajada parece no ser tan difícil como la subida, aunque sigue provocando las quejas del escudero. Nos adentramos de nuevo en la llanura con un nuevo impulso de origen desconocido que nos hace avanzar algo más rápido. Puede que sean las ganas de echarnos algo a la boca, pues todavía tenemos el estómago vacío, pero hasta Cardeñuela de Río Pico no hay bar, con lo que desayunamos a las 9:00.

Después de Cardeñuela pasamos Orbaneja y, en teoría, un kilómetro después deberíamos haber encontrado una señalización que, según nuestra guía, nos obligaba a elegir entre el camino a Villafría (para entrar en Burgos por su polígono industrial, poco recomendable) y Castañares, que nos permitiría entrar siguiendo el curso del Arlanzón. Poco después, nos debíamos encontrar con el aeropuerto de Burgos, que teníamos que bordear avanzando paralelamente a la valla que delimita su perímetro de seguridad. Llegar al aeropuerto, llegamos, pero la señalización anterior no la vemos, y por unos diez minutos seguimos en dirección a Villafría. Por suerte, rectificamos a tiempo, deshacemos el camino andado y conseguimos llegar a Castañares, donde además de hacer otra parada para reponer fuerzas, vemos el anuncio de una clínica de fisioterapia, que acabará siendo muy útil. Después del refrigerio, seguimos en dirección al río para seguir el consejo de nuestra guía y utilizarlo como referencia para entrar en la ciudad.

Playa Fuente del Prior (rio Arlanzón) / Spiagga Fuente del Prior (fiume Arlanzón).

A la orilla del Arlanzón me vuelven los amores por los ríos. Siendo yo más bien de secano, cuando veo esas corrientes de agua fresca precipitándose en pequeñas cascadas en una dirección concreta que no sé casi nunca adónde lleva, me surge en el ánimo una mezcla de felicidad y de sorpresa, como si fuera la primera vez que veo y que oigo algo parecido, como si me topara de pronto con un secreto revelado portador de una buena noticia. Y no es que la temperatura sea siempre suave en esta ocasión, pero abundan las sombras y del río llegan a veces pequeñas bocanadas de aire fresco, como si supiera que pasamos calor y nos estuviera soplando para que el sol no nos acabe de quemar del todo. Durante el último tramo de nuestra jornada, mientras nos vamos acercando a la ciudad, conseguimos contactar con la clínica de fisioterapia que hemos visto anunciada a la entrada de Castañares. No tienen hora para los dos, pero por lo menos el escudero podrá beneficiarse de una buena sesión para calmar sus pies.

Después de acomodarnos en la pensión (segundo establecimiento de este tipo del que hacemos uso), buscamos un sitio para comer y acabamos en una casa de comidas colombiana donde pedimos varios tipos de carne (bandeja paisa y picada) con algunas verduras, luego nos vamos deprisa hasta la clínica, donde le dan al escudero una sesión de fisioterapia de una hora, con masaje y uso de frío y de varios aparatos, que resulta ser eficaz. El diagnóstico: fascitis plantar. La recomendación: reposo y nuevo masaje en cuanto pueda. Lo primero es imposible. Lo segundo, el Camino dirá.

Tras la sesión de masaje, nos dirigimos a la Catedral, donde conseguimos entrar sin esperar más que unos minutos. La visita merece realmente la pena. Tanto por fuera como por dentro, la observación de una obra tan asombrosa nos recuerda una vez más aquello de lo que es capaz el ser humano. Esa creatividad gloriosa que duerme entre los dedos de los elegidos y se desencadena cada cierto tiempo para conseguir un resultado inigualable. En este caso, la obra es fruto del esfuerzo de cientos de personas a lo largo de cientos de años, y solo esa mezcla de mentes, de tiempos y de manos diferentes le concede esa belleza imperfecta tan admirable. La unión hace la fuerza, pero también produce la belleza.

Durante la visita el escudero tiene que sentarse porque los pies no acaban de responderle del todo. Siente que la terapia le ha hecho efecto, pero también lo ha dejado sin fuerzas para mantenerse en pie por mucho tiempo. Le digo que se vaya a la pensión y que yo acabaré las últimas tareas de intendencia que nos faltan. Cuando salimos del templo, vemos a Host y Marion, los alemanes intrépidos, que nos cuentan que han decidido quedarse un día más en Burgos para descansar un poco. Así que, probablemente, nuestros caminos se separen aquí y dejemos de coincidir de vez en cuando. Pero nunca se sabe, el Camino decidirá por nosotros.

Imagen de Santiago en la Catedral de Burgos / Immagine di Santiago nella Cattedrale di Burgos

Pensamientos del día

Hubo antes caminantes que Camino.
No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista.
La unión hace la fuerza, pero también produce la belleza.
Cantan los gallos,
los obstáculos llegan.
Y la belleza. 

Poema de Travesía

El poema de esta jornada se titula Sin pausa y habla del ímpetu del caminante, de esa fase de la vida en que está tan motivado para obtener sus objetivos que no hay nada capaz de detenerlo. Pertenece al capítulo de la juventud, etapa en que probablemente la mayoría de las personas tiene más confianza en que alcanzarán sus sueños, los creen posibles y están dispuestas a hacer cualquier cosa para llegar hasta ellos.

Sin pausa contiene una referencia explícita a una ciudad del Camino: Burgos y, concretamente, su catedral. Representan la inspiración para seguir adelante, la motivación que supera todos los obstáculos, la visualización del sueño. Sus torres, cuya forma puede recordar la copa de dos grandes pinos, exhalan una fragancia difícil de ignorar que embriaga al peregrino. Y en ese estado de embriaguez llega a una certeza absoluta: es la sucesión de sus pasos el latido que lo mantiene vivo. Morirá cuando no tenga un sueño que perseguir. Solamente entonces su camino concluirá.

Sin pausa
Pero yo, que he tocado una vez las agudas agujas del pino, 
no podré morir nunca.

José Hierro
Sigue el viajero sin pausa ni paz caminando
y vislumbra las torres de Burgos simétricas,
sus agujas de piedra destilan fragancia de pinos.
Inhalar su perfume
es comprender que morir es posible,
que morir es posible y vivir, sortear la condena.
No hay distancia que merme sus fuerzas,
no hay dolor que lo frene en su empeño.
Caminar es la meta, el origen, el modo y manera
de seguir y soñar. Y los pasos, el firme latido.

Índice de entradas

[ITALIANO]

Stelle, torce e la grande bellezza.

Per la nuova giornata, lo scudiero ha deciso di inviare il suo zaino tramite corriere fino a Burgos, la nostra prossima destinazione, dato che pensa che in questo modo riuscirà a ridurre il suo male ai piedi. Per tanto, prima di andare a letto, scegliamo a caso una delle agenzie che offrono quel servizio e sulle quali c’è tanta informazioni negli ostelli del Cammino, scriviamo sulla busta l’informazione relativa al nostro alloggio burgalese e infiliamo i cinque euro.

Freccia e pellegrino, di Andrea Zuppa.

La mattina esco poco dopo le cinque a raccogliere la biancheria che ci siamo dimenticati sullo stendino 😬, e la svista serve a scoprire che il cielo è sereno e lascia vedere tutto uno spettacolo di stelle splendenti. Non ho tempo per trattenermi, ma l’istante serve ad augurare una giornata speciale. Raccolgo la biancheria pulita e non proprio asciutta per via dell’umidità della notte, e prima di rientrare, do un’ultimo sguardo in alto, come per dire «aspettatemi, torno subito». Che spettacolo di stelle —dico allo scudiero non appena lo rivedo.

La tratta Agés – Atapuerca è, inaspettatamente, una delle più piacevoli di tutto il Cammino. Uno dei motivi è che partiamo prima dell’alba e dobbiamo usare le torce per la prima volta, il che riesce a ottenere un’atmosfera quasi onirica. La foschia, il buio, le ombre allungate con la luce artificiale… Invece, le stelle hanno preferito non presentarsi all’appuntamento che gli avevo proposto, forse perché l’incontro ha perso intimità. Sul sentiero parallelo alla strada ci sorpassa una coppia di francesi, e poco dopo quattro giovani pellegrine spagnole chiacchierano a voce alta qualche metro dietro di noi. Giove è l’unico che non è sparito, ma adesso è molto più alto di prima, come se anche lui fosse consapevole del fatto che non siamo più da soli.

I girasoli cominciano a svegliarsi, ma non sanno ancora dove guardare, perché, anche se il sole è iniziato a salire, la foschia li disorienta e gli induce a seguire false piste. Quando arriviamo ad Atapuerca, i galli cantano per annunciare i forestieri.

Questo incrocio inaspettato del Cammino col sito paleontologico di Atapuerca, così vicino alle sue fosse piene di ossa umane e animali, di utensili rustici e sofisticati allo stesso tempo (dato che trasmettono informazione precisa sull’identità dei loro autori, su come vivevano e pensavano) ci insegna che molto prima del Cammino c’erano già i camminatori, e che molto probabilmente, dopo di esso continueranno ad esserci e avranno poco a che vedere con quelli che oggi si affollano verso Santiago. Questo punto della cartina è un crocevia di migranti, pellegrini e nomadi, che si sovrappongono in tempi lontani e ignorano l’esistenza gli uni degli altri. Ci avvisa che la nostra importanza è minima e che l’impronta che lasceremo ai posteri magari non sarà altro che una mandibola ben conservata oppure un craneo rivelatore dei nostri pensieri, grazie a una tecnologia che oggi non possiamo nemmeno riuscire a immaginare. Magari è il caminare l’unica cosa che veramente ci unisce, e lo stimolo di avanzare, di fare strada passo dopo passo, uno dei molti tratti genetici che definiscono la specie.

Non appena superato il paese Atapuerca, comincia una salita non troppo ripida, ma scomoda per i piedi, dato che è abbastanza sassosa. Lo scudiero ha sempre più difficoltà a evitare il dolore, cerca di scegliere il centimetro meno spigoloso per fare ogni passo, il che rende la sua camminata lenta e impacciata. I diversi gruppi di pellegrini ci sorpassano in modo naturale mentre rimaniamo indietro senza opporci troppo alle circostanze, tranne per via dei lamenti a voce alta dello scudiero, che finisce per verbalizzare la sua sensazione d’impotenza davanti a quel sentiero apparentemente innocuo, ma per lui pieno di cattiveria e di continui ostacoli indesiderati.

Interno della Cattedrale di Burgos. Foto di Andrea Zuppa.

La situazione sembra migliorare un po’ alla fine di quel pendio, che arriva ai 1077 metri di altitudine e ci regala un istante di quiete, così come la panoramica della Valle del fiume Pico e la ancora non molto vicina città di Burgos. La discesa sembra non essere così difficile come la salita, anche se continua a provocare i lamenti dello scudiero. Ci addentriamo di nuovo nella pianura con un nuovo slancio di origine sconosciuta che ci permette di andare avanti più veloci. Potrebbe essere stata la voglia di mangiare finalmente qualcosa, visto che abbiamo ancora lo stomaco vuoto, ma fino a Cardeñuela de Río Pico non c’è un bar, per cui facciamo colazione alle 9:00.

Dopo Cardeñuela passiamo Orbaneja e, in teoria, un chilometro più avanti avremmo dovuto trovare un’indicazione che, secondo la nostra guida, ci costringeva a scegliere tra la strada per Villafría (per entrare a Burgos attraversando la zona industriale, sconsigliabile) e Castañares, che ci permetterebbe di farlo seguendo il corso del fiume Arlanzón. E poco dopo l’indicazione, dovevamo imbatterci nell’aeroporto di Burgos, e costeggiarlo lungo la sua recinzione di sicurezza. Riusciamo ad arrivare davanti l’aeroporto, ma senza aver visto la segnaletica che aspettavamo di trovare, e per dieci minuti circa proseguiamo nella direzione sbagliata verso Villafría. Per fortuna, rettifichiamo in tempo, torniamo indietro e riusciamo ad arrivare a Castañares, dove oltre a fare un’altra fermata per riprendere le forze, vediamo la pubblicità di un centro di fisioterapia, che sarà poi molto utile. Dopo il rinfresco, proseguiamo verso il fiume come ci consiglia la nostra guida. Sarà il nostro punto di rifermento per entrare in città.

Sulla riva dell’Arlanzón mi torna la passione per i fiumi. Essendo io piuttosto di terra asciutta, quando vedo quelle correnti d’acqua fresca precipitare in piccole cascate verso una direzione concreta che non so quasi mai dove va a finire, mi cresce nell’animo un insieme di felicità e sorpresa, come se fosse la prima volta che vedo e sento qualcosa di simile, come si mi fosse imbattuto all’improvviso in un segreto rivelato portatore di una buona notizia. E non è che oggi la temperatura sia sempre mite, ma non mancano le ombre e dal fiume arrivano a volte piccoli flussi d’aria fresca, come se sapesse che soffriamo il caldo e ci soffiasse addosso perché il sole non finisca per scottarci del tutto. Durante l’ultimo tratto della nostra giornata, mentre ci avviciniamo pian piano alla città, riusciamo a contattare l’ambulatorio di fisioterapia di cui abbiamo saputo entrando in Castañares. Non hanno tempo per entrambi, ma almeno lo scudiero potrà beneficiare del trattamento che gli serve per calmare i suoi dolori.

Arco de Santa María. Burgos.

Dopo che ci siamo sistemati nella pensione (seconda struttura di questo tipo dove alloggiamo), cerchiamo un posto per mangiare e finiamo per entrare in un locale colombiano dove scegliamo vari tipi di carne con alcune verdure (bandeja paisa e picada), poi andiamo velocemente fino alla clinica, dove lo scudiero riceve un trattamento di un’ora, con massaggio, applicazione di freddo e uso di apparecchi vari, che sembra essere efficace. La diagnosi: fascite plantare. Il consiglio: riposo e nuovo massaggio quanto prima. Il primo impossibile. Il secondo, il Cammino ci dirà.

Dopo la fisioterapia ci indirizziamo verso la Cattedrale, dove riusciamo ad entrare dopo qualche minuto. La visita merita veramente. Sia da fuori che dentro, l’osservazione di un’opera così impressionante ci rammenta di nuovo quello di cui l’essere umano è capace. Quella creatività gloriosa che dorme fra le dita dei prescelti e si scatena ogni tanto per ottenere un risultato ineguagliabile. In questo caso, l’opera è frutto dello sforzo di centinaia di persone lungo centinaia di anni, e solo quella fusione di menti, di tempi e di mani diverse le conferisce quella bellezza imperfetta così tanto ammirevole. L’unione fa la forza ma produce anche la bellezza.

Durante la visita lo scudiero deve sedersi perché i suoi piedi sembrano non funzionare del tutto. Sente che la terapia ha fatto effetto, ma lo ha lasciato anche senza le forze necessarie per tenersi in piedi a lungo. Gli dico di andare a riposare alla pensione e che io mi occuperò di sbrigare le faccende più urgenti. Quando usciamo dal tempio, incontriamo Host e Marion, i tedeschi intrepidi, che ci raccontano la loro decisione di rimanere a Burgos un altro giorno per riposarsi un po’. Questo vuol dire probabilmente che le nostre strade si separano qui. Ma non si sa mai, il Cammino deciderà per noi.

Crocifissione, chiostro della Cattedrale di Burgos. Foto di Andrea Zuppa.

Pensieri del giorno

Furono prima i camminatori che il Cammino.
Non c'è male che duri cent'anni, né un corpo che gli potrebbe resistere.
L'unione fa la forza, ma produce anche la bellezza.
Cantano i galli,
arrivano gli ostacoli.
E la bellezza. 

Poesia de Travesía

La poesía di questa giornata si intitola Senza pausa e parla dell’impeto del camminatore, di quella fase della vita in cui è così tanto motivato per raggiungere i suoi obiettivi che niente riesce a fermarlo. Appartiene al capitolo della gioventù, periodo in cui probabilmente la maggior parte delle persone ha più fiducia nella possibilità di realizzare i propri sogni, li crede possibili ed è disposto a fare qualsiasi cosa per arrivarci.

Senza pausa contiene un riferimento esplicito a un luogo del Cammino: Burgos e, concretamente, la sua cattedrale. Rappresentano l’ispirazione per continuare ad andare avanti, la motivazione che supera tutti gli ostacoli, la visualizzazione del sogno. Le sue torri, la cui forma può ricordare la chioma di due grandi pini, esalano una fragranza difficile da ignorare, che ubriaca il pellegrino. E in quello stato di ubriachezza arriva a una certezza assoluta: è la successione dei suoi passi il battito che lo mantiene vivo. Morirà quando non avrà un sogno da perseguire. Soltanto allora il suo cammino arriverà alla fine.

Senza pausa
Pero yo, que he tocado una vez las agudas agujas del pino, 
no podré morir nunca.

José Hierro
Continua il viaggiatore senza pausa né pace a camminare 
e intravede le torri di Burgos simmetriche,
i suoi aghi di pietra stillano fragranza di pini.
Inalare il loro profumo
è comprendere che morire è possibile,
che morire è possibile e vivere, sfuggire alla pena.
Non c’è distanza che mina le sue forze,
non c’è dolore che frena i suoi sforzi.
Camminare è la meta, l’origine, il modo e maniera
di continuare e sognare. E i passi, il battito energico.

Indice del blog

6 comentarios sobre “El Camino Inverso / Il Cammino Inverso – Jornada 12ª / Giornata 12ma: Agés – Burgos

  1. Pobre escudero!!!!!
    La fascitis plantar tenía que llegar. Se lo que se siente, la tengo crónica desde hace años!!!
    Infiltraciones serán su próximo paso si no reposa!!!
    Gran beso para el escudero y para ti, hermano!!!

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