Km: 20 – km totales: 162,6 – ampollas / vesciche: 0 – totales: 1


[ESPAÑOL]
Ejercicio, inspiración y arte callejero.
El sábado por la mañana caballero y escudero se dispusieron a salvar la distancia que los separaba de Logroño. Habían pasado la noche en el albergue de peregrinos Casa Mariela de Torres del Río, uno de esos pueblos situados a lo largo del Camino que ha crecido a su sombra y parece vivir principalmente de toda la actividad que este genera. En la planta baja del mismo establecimiento hay una tienda en la que se puede comprar todo lo necesario para seguir adelante y cubrir las necesidades de última hora. El mostrador donde se atiende al público hace también de recepción para acoger a los huéspedes. Quien cierra la tienda es Gustavo, un joven boliviano que nos cuenta que su madre llegó al pueblo hace quince años, vio las posibilidades económicas que ofrecía el lugar y acabó abriendo tanto este albergue como el de más abajo, donde está el comedor para las cenas e incluso una piscina en la que remojarse después de una jornada extenuante. Tanto el menú como los extras van aparte, y todo te lo explican en cada albergue nada más llegar cuando aún te estás secando el sudor y estás sacando la credencial de la mochila. En este caso, además, la chica que atendió a los caminantes, les dio a cada uno un botellín de agua fría para que se les pasara el sofocón.

Gustavo da la impresión cuando habla de tener una visión comercial de la existencia. No menciona el espíritu del Camino, la sintonía entre desconocidos, el fervor por llegar a la tumba del Apóstol. Se refiere solo al lado económico de la historia, habla de posibilidades de crecimiento, de aprovechar las ocasiones que se presentan.
El albergue Casa Mariela no es de los mejores, pero no está mal, y la atmósfera que se consigue cuando los peregrinos ya se han instalado y salen a tomar el fresco a las mesas situadas delante de la entrada, es 100% camino. Los vecinos del pueblo se sientan en la misma plaza para contarse sus cuitas y ponerse al día, y contagian con su familiaridad a los forasteros, que al poco tiempo imitan esa actitud de acercamiento al prójimo de la que nacen las conversaciones interesantes o, incluso a veces, relaciones de amistad para toda la vida.

La jornada entre Torres y Logroño parecía sobre el papel una de las más fáciles, pero pronto empezó a propagarse la fama de rompepiernas del primer tramo, que nos puso sobre aviso. Sin embargo, no era tan terrible como se murmuraba. Es cierto que el caminante tiene que someter sus piernas a un estrés considerable en la primera parte del recorrido, las subidas y las bajadas se alternan con cierta rapidez y se nota el esfuerzo realizado, pero la experiencia de las etapas anteriores hacen que no se trate de una prueba difícil de superar. Nada comparable a atravesar los Pirineos, por ejemplo.
En cualquier caso, sucede a menudo que el recuerdo que se lleva el viajero en la mochila no está relacionado con aquellos accidentes del terreno con los que sabía que habría de encontrarse, sino con todo aquello que lo sorprende. Nadie había hablado antes del Barranco de Cornava, descenso de unos 125 metros que el peregrino ha de acometer después de esa fase incómoda de la que hablan las guías. Dicha bajada es dulce, se realiza casi haciendo eses mientras se contempla admirado el panorama, por lo que la embriaguez en este caso es noble y beneficiosa para el espíritu. Estamos rodeados de pinos y frutales, y más abajo se distingue el terreno parcelado con diferentes texturas: los olivares, los viñedos. Líneas paralelas, dibujos geométricos dentro de manchas irregulares de diferentes tonos que dan la impresión de formar un tejido estampado con creatividad por una modista alternativa. Tanto apreció el caballero la contemplación del panorama que le inspiró el Primer poema inverso.
La siguiente sorpresa del Camino es Viana, antigua capital del Reino de Navarra que es literalmente atravesada por la ruta compostelana. El peregrino pasea por su centro histórico como por el salón de un museo digno de admiración. Como ocurrió en Puente La Reina, el forastero tiene la impresión de que la localidad está en época de encierros y que estos podrían terminar en la Plaza del Coso, donde está situado el Balcón de Toros.


A la salida del pueblo los ojos del escudero descubren una obra de Street Art que no pretendía serlo. Es una de sus cualidades convertir en arte los objetos cotidianos, no porque los manipule en modo alguno, sino porque los mira desde un lugar donde no suele llegar el común de los mortales. Es la mirada del observador la que convierte en arte la materia. Y los restos decadentes de un cartel publicitario se pueden convertir en un collage abstracto de belleza indiscutible.
A partir de ahí hasta Logroño, poco más. El paso de una Comunidad a otra, que hace sentir la emoción de las grandes travesías, un último pinar paralelo a la carretera, que es siempre una buena compañía, y el Ebro, que nos recibe en Logroño como el mejor de los embajadores posibles para el peregrino exhausto.


Poema de Travesía
El poema La picadura nos muestra una parte oscura y difícil de la adolescencia. Se trata del sentimiento depresivo, de la tristeza exagerada sin aparente motivo, que aparece un buen día y parece no tener remedio. Es como la picadura de un insecto que te produce un intenso picor insoportable y al que no puedes poner remedio. Lleva a la desesperación, hasta que un día desaparece como llegó: inexplicablemente.
La picadura
Cando penso que te fuches,
negra sombra que me asombras,
ó pé dos meus cabezales
tornas facéndome mofa.
Rosalía de Castro
(...)
como si todo hubiera sido un
sueño equivocado.
Francisca Aguirre
Hay curvas del paisaje donde crece la angustia,
y la náusea se encarama en tu pecho,
no importa que amanezca una fresca jornada
ni los seres humanos aplaudan tu presencia.
Si lo sientes, no hay remedio sencillo.
Y entonces aceleras para escapar corriendo,
huyes como un cobarde
hasta que ves tu rostro reflejado
en la quieta superficie del agua
y notas sorprendido
que aquello de lo que huyes también corre contigo.
Se te ocurre de pronto
abandonar la carga que soportan tus hombros,
renunciar a los víveres y a la crema solar,
al saco de dormir, a la ropa y los mapas,
con tal de liberarte de ese lastre pesado.
Más tranquilo prosigues caminando, desprevenido y dócil,
confiado, inocente,
hasta que reconoces en tu sombra
la pertinaz presencia de tu viejo enemigo.
Concluyes extrañado que el Camino es culpable,
que no hay alternativa a abandonarlo,
que ―aunque no sabes cómo―
lo más resolutivo será lo más tajante
y te planteas entonces si saltar al vacío.
Y cuando estás a punto de emprender ese paso,
de tocar con los dedos de tus pies el abismo
y mientras te concentras
en tu contorno frágil, en tu piel desabrida,
en los músculos tensos que sostienen tus piernas,
en la sangre que fluye confusa y desnortada,
en el mar de tus células,
en las órbitas ciegas de tus átomos,
compruebas que el motivo
que te empuja a marcharte de pronto no te habita.
Si retomas la marcha,
no es porque has comprendido qué sucede en tu hogar,
es porque eres consciente de que no puedes nada
ante ese insecto negro y ante su picadura.
Tal vez no ha sucedido.
Tal vez lo imaginaste.
Es tan larga la senda,
tan incierto el destino
Primer poema inverso
Se llamarán poemas inversos todos aquellos que han surgido en el Camino y, por tanto no ha sido escrito ni publicado anteriormente.
Barranco de Cornava
Los campos encajados como piezas de un puzzle,
las líneas paralelas,
retazos recosidos de una piel tan antigua
que ya nadie recuerda el cuerpo en que nacieron.
El beso de la Aurora que estremece a los pinos
y el ritmo del bordón percutiendo la tierra.
Inicia la jornada. El camino prosigue
y Santiago me espera más allá.
Entre los brazos abiertos de Galicia.


Pensamientos dl día
El arte está en los ojos de quien mira el objeto.
Moreno peregrino: más tostado por el lado izquierdo que por el derecho.
Hay días en los que no pensamos demasiado o en que los pensamientos se retrasan.
[ITALIANO]
Esercizio, ispirazione e street art
Sabato mattina cavaliere e scudiero si sono predisposti a salvare la distanza che li separava da Logroño. Avevano trascorso la notte nell’ostello di pellegrini Casa Mariela di Torres del Río, uno di quei paesi situati lungo il Cammino che si è sviluppato sotto la sua ombra e sembra di vivere principalmente di tutta l’attività che esso genera. Al piano terra dello stesso stabilimento c’è un negozio dove si può comprare tutto il necessario per andare avanti e per soddisfare i bisogni dell’ultima ora. Il banco dove si servono i clienti ha anche la funzione di reception per accogliere gli ospiti. Colui che chiude il negozio è Gustavo, un giovane boliviano che ci racconta che sua madre è arrivata in paese quindici anni fa, ha visto le possibilità economiche che offriva il posto e infine ha aperto questo ostello così come l’altro in paese, dove si trova la sala da pranzo per le cene e perfino una piscina nella quale il pellegrino può mettersi in ammollo dopo una giornata estenuante. Il menù e gli extra si pagano aparte, e tutto viene spiegato in ogni ostello appena arrivati, mentre ti stai ancora asciugando il sudore e stai tirando fuori dallo zaino la credenziale. In questo caso, la ragazza che ha ricevuto i camminatori gli ha dato dell’acqua fresca perché gli passasse la calura.

Gustavo dà l’idea quando parla di avere una visione commerciale dell’esistenza. Non parla dello spirito del Cammino, della sintonia tra sconosciuti, del fervore per arrivare alla tomba dell’Apostolo. Si riferisce soltanto alla parte economica della storia, alle possibilità di crescita, di approfittare le occasioni che si presentano.

L’ostello Casa Mariela non è uno dei migliori, ma non è male, e l’ atmosfera, quando i pellegrini si sono già accomodati ed escono a bere qualcosa nei tavoli collocati davanti all’ingresso, è 100% cammino. I vicini del paese si siedono nella stessa piazza per raccontarsi i problemi, e contagiano con la loro familiarità i foresti, che poco dopo imitano quell’atteggiamento di vicinanza verso il prossimo da cui nascono le conversazioni interessanti o perfino a volte i rapporti di amicizia per tutta la vita.

La giornata tra Torres e Logroño sembrava sulla carta una di quelle più facili, ma subito è iniziata a estendersi la fama di spaccagambe della prima tratta, che ci ha messo in allerta. Invece non era così terribile come si mormorava. È vero che il camminatore deve sottomettere le gambe a uno stress considerevole, le salite e le discese si alternano velocemente e si sente lo sforzo fatto, ma l’esperienza delle tappe precedenti fanno sì che non si tratti di una prova difficile da superare. Niente di paragonabile col dover attraversare i Pirenei, ad esempio.
Comunque, succede spesso che il ricordo che porta a casa il pellegrino nel suo zaino non è legato a quelle caratteristiche del terreno che sapeva di dover trovare, ma con tutto quello che lo sorprende. Nessuno aveva mai parlato prima del Barranco de Cornava, discesa di circa 125 metri che il pellegrino deve affrontare dopo quella fase scomoda di cui parlano le guide. Si tratta di una discesa dolce, che si realizza quasi facendo le gimcane mentre si contempla ammirati il panorama, per cui l’ubriachezza in questo caso è nobile e benefica per lo spirito. Siamo circondati di pini e frutteti, e più giù si distingue il terreno frazionato con diverse consistenze: gli oliveti, i vigneti. Linee parallele, disegni geometrici dentro macchie irregolari di diverse tonalità che danno l’idea di formare un tessuto decorato con creatività da una modista alternativa. Così tanto ha apprezzato il cavaliere la visione del panorama che gli ha ispirato la Prima poesia inverso.

La successiva sorpresa del Cammino è Viana, vecchia capitale del Regno di Navarra, che è letteralmente attraversata dalla rotta compostellana. Il pellegrino passeggia per il suo centro storico come per il salotto di un museo degno di ammirazione. Com’è successo a Puente de la Reina, il visitatore ha l’impressione che ci troviamo nel periodo degli encierros e che questi potrebbero finire nella Plaza del Coso, dove è situato il Balcón de Toros.
All’uscita del paese gli occhi dello scudiero scoprono un’opera di Street Art che non ha la pretesa di essere tale. È una delle sue qualità far diventare arte gli oggetti quotidiani, non perché li manipola in alcun modo, ma perché li guarda da un luogo dove non è solito ad arrivare il comune mortale. È lo sguardo dell’osservatore quello che trasforma la materia in arte. E i resti decadenti di un cartello pubblicitario possono diventare un collage astratto di bellezza indiscutibile.
Da lì in poi fino a Logroño, poco più. Il passo da una regione all’altra, che fa sentire l’emozione delle grandi traversate, un’ultima pineta vicina alla strada, che è sempre una buona compagnia, e il fiume Ebro, che ci riceve a Logroño, come il migliore ambasciatore possibile per il pellegrino esausto.

Poesia di Travesía
Il testo La puntura ci mostra una parte scura e difficile dell’adolescenza. Si tratta del sentimento depressivo, della tristezza esagerata senza motivo apparente, che appare un giorno e sembra di non aver soluzione. È come la puntura di un insetto che ti causa un intenso prurito insopportabile. E porta alla disperazione finché un giorno sparisce come è arrivato: inspiegabilmente.
La puntura
Cando penso que te fuches,
negra sombra que me asombras,
ó pé dos meus cabezales
tornas facéndome mofa.
Rosalía de Castro
(...)
como si todo hubiera sido un
sueño equivocado.
Francisca Aguirre
Ci sono curve del paesaggio dove cresce l'angoscia,
e la nausea si arrampica sul petto,
non importa che sorga una fresca giornata
né che gli esseri umani applaudano alla tua presenza.
Se lo senti, non c’è un rimedio semplice.
E in quel caso acceleri per scappar di corsa,
fuggi come un codardo
finché non vedi il tuo volto riflesso
sulla ferma superficie dell’acqua
e noti con sorpresa
che quello da cui fuggi, corre anch’esso con te.
Ti viene in mente dopo
di abbandonare il peso che sopporti sulle spalle,
di rinunciare ai viveri e alla crema solare,
al sacco a pelo, ai vestiti, alle mappe
pur di liberarti dall’enorme zavorra.
Più tranquillo continui a camminare, impreparato e docile,
fiducioso, innocente,
finché non riconosci nella tua propria ombra
l’ostinata presenza del tuo vecchio nemico.
Deduci sconcertato che il Cammino è colpevole,
che non c’è alternativa a rinunciarci,
che ―anche se non sai come―
la miglior soluzione sarà la più tagliente
e consideri allora l’idea di saltare nel vuoto.
E quando sei sul punto di intraprendere il passo,
di toccar con le dita dei tuoi piedi l’abisso,
e mentre ti concentri
sul tuo contorno fragile, sulla tua pelle burbera,
sui tuoi muscoli tesi che le gambe sostengono,
sul tuo sangue che scorre confuso e smarrito,
sul mar delle tue cellule,
sulle orbite cieche dei tuoi atomi,
scopri che il motivo
che ti spinge a scappare all’improvviso non abita più in te.
Se riprendi la marcia,
non è perché hai capito cosa sta succedendo a casa tua,
è perché te ne accorgi che non puoi fare niente
davanti a quell’insetto nero e la sua puntura.
Forse non è successo.
Forse l’hai inventato.
Tanto lungo il sentiero,
tanto incerto il destino
Pensieri del giorno
L’arte risiede negli occhi di guarda l’oggetto.
Abbronzatura pellegrina: più arrostito il sinistro che il destro.
Ci sono giorni in cui non vi è pensiero ovvero tarda.
Abandonar la carga que soportan tus hombros, gran tentación. Un buen surtido de camisetas de propaganda y calcetines fui dejando yo en cada jornada. Cuando llevas muchos kilómetros cada gramo cuenta.
Logroño… caramba, caramba.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Aquella zona es preciosa. Me ha encantado los poemas de hoy.
Ánimo, fuerza y a seguir vuestro camino.
TE QUIERO HERMANO.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Es la mirada del observador la que convierte en arte la materia
¡¡¡¡¡qué bonitoooooooooooo!!!!
Preciosa esta ruta y espectaculares fotografías.
Millones de besos y ánimo a los dos, ;)))
Me gustaLe gusta a 1 persona
Espectacular tramo del camino. Maravillosas fotos!! Aplausos para el escudero!!
Muchos besos para tí!!
Ánimo y a seguir!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Dev’essere un’esperienza estraneante, questo cammino, nel senso buono intendo. Che paesaggi!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Sìiiii, e a un certo punto non capisci più nulla, ma qualcosa dentro ti rimane… almeno spero!
Me gustaMe gusta