El Camino Inverso / Il Cammino Inverso – Jornada / Giornata 5: Puente La Reina – Estella

Km: 22 – Km totales: 113,6 – ampollas / vesciche: 1

Perfil de la etapa / Profilo della tappa. Guía Eroski Consumer
Resumen de la jornada / Riassunto della giornata
Vídeo de la jornada realizado por el escudero / Video della giornata realizzato dallo scudiero

[ESPAÑOL]

Niños, olivos y frutos silvestres

Salir temprano de Puente La Reina nos permite tener una idea más clara de cómo es el pueblo. Durante las fiestas, los lugares como las personas se transforman, se esfuerzan por dar su cara más amable y al mismo tiempo se desordenan por dentro y por fuera, lo que no es el mejor de los momentos para conocer a alguien. Es consciente el viajero de que no podrá conocer mínimamente los lugares por donde pasa rumbo a Compostela (tal vez aspira más bien a conocerse mejor a sí mismo), pero agradece tener por la mañana una mejor idea del lugar, más coherente con su identidad cotidiana. Los barrenderos limpian los restos de la juerga y el sol empieza a iluminarlo todo. También el camino que nos ha de llevar a la siguiente meta.

Puente La Reina nos saluda / ci saluta

Los primeros kilómetros de transición hasta la localidad de Mañeru son agradables, pues permiten ir acondicionando el físico sin grandes sobresaltos y reencontrarse con el Arga. El río sigue yendo y viniendo como un viejo conocido con quien se ha perdido el contacto, pero al que nunca se dejará de apreciar. Poco después llega una cuesta pronunciada que exige concentración y nos devuelve a los sudores. Se agradece que gran parte de ellos aparezcan cuando el pinar está próximo porque en su compañía la sensación de esfuerzo disminuye.

Una vez pasado el pueblo y hasta la llegada a Cirauqui, el peregrino disfruta media hora de un espectáculo estético de primer orden, del que ya avisan las guías, pero que es mucho más digno de vivir que de leer, como cualquier otra cosa o aventura. Los amarillos intensos vuelven a recordar a Van Gogh y a la no muy lejana Castilla, pero tal vez lo que más sorprenda al caminante es el reflejo azul intenso de los montes tras la silueta de Cirauqui, que le provoca el vívido recuerdo de la mar. Mira de nuevo el peregrino con su atención exhausta ante todo lo que tiene delante de los ojos y constata que es sólido el camino. Ondula y te envuelve como una masa líquida, pero no podría nunca albergar nave de ningún tipo.

Entre Muñero y Cirauqui / Fra Muñero e Cirauqui
Cirauqui al fondo / In fondo Cirauqui

Llegados a Cirauqui, hay tiempo para un tentempié rápido. El pueblo es pintoresco y de calles estrechas y empinadas. Sentado en una de las mesas disponibles delante de una panadería, un calabrés se queja de dos cosas: su rodilla medio descompuesta, que lo obliga a caminar cortas distancias, y el café español, que por lo visto no tiene la misma eficacia que el italiano pare despejar la mente. Si él lo dice…

A la salida del pueblo nos esperan los restos de una calzada romana (¡qué dolor de pies!) y un puente del mismo origen, que el transeúnte sigue utilizando como hace siglos, aunque no se dijera a simple vista. A los pocos minutos, alguien ha construido un Olive Zen Garden al lado del camino (así reza su nombre), una agradable zona de descanso en un olivar pequeño donde se han colocado sillas y mesas de madera aprovechando muebles viejos, y hasta se ha creado una zona de book crossing, por si al viajero le queda tiempo para darse a la lectura. Aprovechamos el lugar para hacer una pausa, sacamos nuestras viandas y llenamos el estómago. Una gatilla vagabunda acude al olor de los bocatas que preparamos allí mismo y a las llamadas del escudero, que tiene buena relación y mucha práctica con los felinos de andar por casa. Acude el animal y como quien no quiere la cosa se lleva la panza llena de chorizo del bueno.

Olive Zen Garden

Antes de llegar a Lorca, el siguiente pueblo, el camino nos ha dado ya algunos frutos. Hoy han sido moras, ciruelas silvestres y hasta manzanas. Es el escudero quien tiene ojo atento a los frutales, pues el caballero es más de asfalto que otra cosa y, sin ser de los que piensan que los guisantes nacen en las latas, tampoco es que sepa diferenciar un moral de un manzano, o un cerezo de un almendro. Per quizá por ese mismo motivo sea el caballero más agradecido a la experiencia, pues lo bueno si nuevo, dos veces bueno.

En Villatuerta intento traducirle al escudero el nombre del lugar, sin conseguir que se haga una idea de cómo suena. Utilizar la expresión “pueblo con un ojo solo” no resulta muy eficaz y me confirma que la traducción es un arte complicado en el que es fácil derramar media salsa del pollo antes de llevarlo a la mesa.

Los frutos del Camino / I frutti del Cammino

Después de la Iglesia gótica de la Anunciación, que dejamos a la izquierda, la siguiente sorpresa y tal vez más agradable por inesperada es un grupo de niños de 7 a 10 más o menos que vendían objetos varios a los peregrinos que pasaban por la calle. Pulseras, collares, conchas de vieira adornadas con la cruz de Santiago, pequeños monederos… Material de segunda mano y pequeñas manualidades que fomentaban la economía circular y el espíritu emprendedor desde la infancia. Los precios módicos y las explicaciones esenciales. Les compramos dos conchas del peregrino.

- ¿En qué vais a gastar el dinero que saquéis? -se me ocurrió preguntar.

Y obtuve sólo la estupefacción como respuesta. El escudero, que no entiende sólo de gatos, les echó un cable.

- En helado, ¿a que sí?

- Sí -responde uno de los pequeños sin mucha convicción.

- No, no, replica el mayor. En material escolar.

Cuestión zanjada.

De Villatuerta a Estella ya queda poco. Al final de cada etapa la atención decae y las ganas de llegar aumentan. Llegamos a la ciudad y, tras asearnos en el albergue Ágora Hostel, donde Alfonso nos acoge con simpatía, buscamos un lugar para comer. Hasta ahora siempre hemos encontrado buenos locales que han satisfecho el estómago sin descuidar en absoluto el paladar. Estella no es una excepción.

Pensamientos del día

Por la mañana las cuentas están más claras.

Dejad que los gatos se acerquen a mí.

Getsemaní puede estar a la vuelta de la esquina.
Los niños hacen
como antaño sus padres
malabarismos.

Índice de entradas

[ITALIANO]

Bambini, olivi e frutti selvatici

Partire presto da Puente La Reina ci permette di avere un’idea più chiara di com’è il paese. Durante le feste i luoghi come le persone si trasformano, cercano di mostrare la loro faccia più bella e allo stesso tempo si disordinano dentro e fuori, momento che non è proprio il migliore per conoscere qualcuno. Il viaggiatore è consapevole che non potrà mai conoscere con profondità i luoghi che attraversa mentre cammina verso Compostela (piuttosto ha la pretesa di conoscere meglio sé stesso), ma ringrazia di poter avere la mattina dopo un’idea migliore del posto, più coerente con la sua identità quotidiana. Gli spazzini puliscono i resti della movida e il sole comincia ad illuminare. Anche il cammino che ci deve portare alla metà successiva.

I primi chilometri di transizione fino alla località di Mañeru sono gradevoli, visto che permettono di adattare il fisico senza grandi sussulti e di rincontrarci con l’Arga. Il fiume va e viene in continuazione come un vecchio conoscente di cui avevamo perso la traccia, ma che non smetteremo mai di apprezzare. Poco dopo arriva una salita pronunciata che ci richiede concentrazione e ci restituisce il sudore. Ringraziamo che questo succeda quando la pineta è vicina, perché nella sua compagnia la sensazione di fatica diminuisce.

Dopo aver passato il paese e fino all’arrivo a Cirauqui, il pellegrino si gode uno spettacolo estetico di primo ordine, di cui ha già letto nelle guide, che è, però, molto più degno di essere vissuto, che non di essere letto, come qualsiasi altra cosa o avventura. I gialli intensi rammentano di nuovo Van Gogh e la non molto lontana Castiglia, ma forse quello che più sorprende il camminatore è il riflesso blu intenso delle montagne dietro la sagoma di Cirauqui, che suggerisce il lucido ricordo del mare. Guarda di nuovo il pellegrino con la sua attenzione esausta davanti al panorama e conferma che è solido il cammino. Ondeggia e ti avvolge come una massa liquida, ma non potrebbe mai ospitare alcuna nave di nessun tipo.

Ensalada con almendras y jamón de pato / Insalata con mandorle e prosciutto d’anatra

Arrivati a Cirauqui, c’è tempo per un ristoro veloce. Il paese è pittoresco e le sue stradine strette sono in salita. Seduto su uno dei tavoli disponibili davanti a una panetteria, un calabrese si lamenta di due cose: il suo ginocchio mezzo scomposto, che lo costringe a camminare corte distanze, e il caffè spagnolo, che sembra di avere una minore capacità di svegliare la mente rispetto a quello italiano. Se lo dice lui…

All’uscita del paese ci aspettano i resti di una strada romana (che male ai piedi!) e un ponte della stessa origine, che il passante usa come secoli fa. Pochi minuti dopo, qualcuno ha costruito un Olive Zen Garden lungo la strada (quello è il suo nome), una gradevole zona di riposo dentro un piccolo oliveto dove sono state messe delle sedie e dei tavoli di legno riciclato a partire da mobilio vecchio, e perfino è stata creata una zona di book crossing, nel caso in cui il viaggiatore disponga ancora di tempo per darsi alla lettura. Approfittiamo del posto per fare una pausa, tiriamo fuori le nostre vivande e riempiamo lo stomaco. Una gattina randagia si presenta attratta dal profumo dei panini che prepariamo sul posto e dalle chiamate dello scudiero, che ha un buon rapporto e molta esperienza con i felini domestici. Appare l’animale e con nonchalance finisce con la pancia piena di chorizo buono.

Paesaggio navarro, di Andrea Zuppa

Prima di arrivare a Lorca, il paese dopo, il cammino ci ha già dato alcuni frutti. Oggi sono state le more, le prugne selvatiche e perfino qualche mela. È lo scudiero colui che tiene l’occhio attento ai frutteti, poiché il cavaliere è piuttosto abituato all’asfalto e, nonostante non creda che i piselli nascono nel barattolo, non conosce nemmeno la differenza tra un gelso e un melo, oppure tra un ciliegio e un mandorlo. Ma forse per questa ragione è più grato all’esperienza. Il buono se è una novità, è doppiamente buono.

A Villatuerta cerco di tradurre per lo scudiero il nome del paese, senza riuscire a fargli capire come suona. Usare l’espressione “paese con un occhio solo” non rende bene l’idea e conferma che la traduzione è un arte complicato nel quale è facile far cadere mezza salsa del pollo prima di portarlo al tavolo.

La concha de Villatuerta / La conchiglia di Villatuerta

Dopo la chiesa gotica dell’Annunciazione, che lasciamo a sinistra, la sorpresa dopo e forse la più gradevole perché inaspettata sono dei bambini dai 7 ai 10 anni circa che vendevano oggetti vari ai pellegrini che passavano per strada. Braccialetti, collane, conchiglie di cappasanta decorate con la croce di Santiago, piccoli portamonete… Materiale di seconda mano e piccoli lavori manuali che insegnano l’economia circolare a lo spirito di imprenditorialità da piccoli. I prezzi moderati e le spiegazioni essenziali. Compriamo due conchiglie del pellegrino.

- Come spenderete i soldi che guadagnate? -mi è venuto in mente di chiedere.

E ho ottenuto soltanto la stupefazione come risposta. Lo scudiero, che non se ne intende soltanto di gatti, gli ha dato un aiuto.

- In gelati, vero?

- Sì -risponde uno dei piccoli senza molta convinzione.

- No, no -replica il più grande. In roba da scuola.

Argomento chiuso.

Dislocazioni, di Andrea Zuppa

Da Villatuerta fino a Estella manca poco. Alla fine di ogni tappa la concentrazione decresce e la voglia di arrivare aumenta. Arriviamo in città e dopo che ci siamo fatti la doccia nell’ostello Ágora Hostel, dove Alfonso ci accoglie con simpatia, cerchiamo un posto dove pranzare. Finora abbiamo sempre trovato dei locali di qualità che hanno soddisfatto lo stomaco senza trascurare per niente il palato. Estella non è un’eccezione.

Pensieri del giorno

La mattina tutti i conti tornano.

Lasciate che i gatti vengano a me.

Il Getsemani può essere dietro l’angolo
Fanno i bambini
e prima i genitori
giocoleria.

Indice del blog

22 comentarios sobre “El Camino Inverso / Il Cammino Inverso – Jornada / Giornata 5: Puente La Reina – Estella

  1. Hola Paco! soy Luisa conocida y amiga de tu familia y en especial de Sisa, mucha fuerza campeones ya te has dado cuenta que el camino es mágico que es increible llegas muertecito y cansado pero a las 6 de la mañana no se que fuerza será pero algo te pone en en marcha como si nada con ilusión para hacer la nueva jornada. Esta etapa que haces hoy yo la hice desde O CEBRERIRO- SAMOS y dormimos en el albergue del monasterio benedictino de Samos ya sabes los monjes muy identificados con el camino ya antes de salir al dia siguiente cantamos con ellos los rezos de laudes, ya verás como se divisa el monasterio desde arriba cuando estés pasando por ahí… ya que tu continuas a Sarria ¡ultreya peregrino!

    Le gusta a 2 personas

  2. Buenos dias peregrinos! hoy es una etapa preciosa, disfrutadla mucho y como te dije en mail os teneis que dar bañito en la piscina municipal que está en alto contemplando el embalse de Belesar del rio Miño.

    Le gusta a 1 persona

  3. Es increible, cuando estás llegando parece que le empujan a la catedral…tanto asfalto te parece increible nada que no llegas… hasta que por fin escuchas sonando la gaita y todo se remueve

    Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: