
Los veintiún poemas que componen Contradicciones forman una cadena de espejos poéticos en los que se reflejan diversas realidades cotidianas. En ellos, el poeta se descubre diferente, nuevo e incluso opuesto a sí mismo en ocasiones. Las razones son varias: la inercia de dejarse llevar por el entorno, el pecado de la propia incoherencia , la necesidad de sobrevivir o, simplemente, la naturalidad de ser él mismo.
Contradicciones A veces me sucede que pienso: “ciertamente” y cuando se despegan mis labios dicen “nunca”. O que decido hacer lo que no quiero sin que nadie me obligue ni presione en modo alguno, como si me empeñara en no dar la razón ni siquiera a mí mismo. Como si hubiera discutido delante del espejo, y no pudiera soportar siquiera al imbécil que mira desde enfrente. Como si, no sé cómo, el enemigo durmiera siempre bajo nuestra sábana y bajo nuestra piel se despertara. A veces me sucede que digo “¿por qué no?” después de haberme convencido de que sólo habría que añadir: “ya basta”. Decidme que a vosotros, que como yo sois hombres o mujeres, también suceden estas cosas tristes.